Conociendonos [Matthew y Libre]

Estaba un poco mosqueada, a decir verdad. Había entrado al Mystic Gill hace casi una hora y todos los que habían pasado cerca mío se habían alejado casi al instante. Supuse que se debía a el "instinto de supervivencia" que había surgido hace miles de años en los humanos en cuanto al peligro.... Ante cualquier clase de peligro. Pero era estúpido.... ¿Por qué alejarse de mí? Yo no le hacía daño a las personas, Pietro la había ayudado en eso.... La única vez que les había causado algún daño considerable había sido para terminar la transformación, cosa obvia, si no no estaría aquí. Pero sólo fue una vez.... O dos, ya no lo recordaba, mi época de descontrol había pasado hace mucho tiempo.

- Quizás fueron tres.... - dije al puesto vacío que estaba frente a mí, observando el contenido de mi vaso de wisky - O cuatro o cinco....

Había llegado hace menos de dos minutos a aquella ciudad, intentando mantener mi farsa. Ser humano era mi mayor deseo (junto con que mi querida Sarah no estubiera muerta, pero lo estaba), y en París, Londres y Vancouver lo había logrado. Pero de pronto comenzaron a percatarse de que me veía muy joven para tener 49, así que me tuve que ir de cada una de ellas, dejando a supuestos amigos que no sabían ni la mitad de lo que realmente era ni de cómo era.
Por lo que había desidido ir a Mystic Falls. Me gustaba, a decir verdad.... Tenía un aire... mistico.

Reí ante el pensamiento y entré al primer bar que encontré. Me senté en una mesa que acababan de abandonar un grupo de adolescentes, la única mesa vacía. Debía de ser más popular de lo que había esperado.
La camarera se me acercó y sólo le pedí un vaso de ron. No era mi favorito, pero fue lo primero que se me ocurrió.
Cuando se fue dejó a la vista a una joven de cabello castaño y ojos del mismo color.... Que tenía un collar con la misma piedra que yo tenía en el anillo.

- Tiene que serlo - pensé - , tiene que ser un vampiro.

Menuda coincidencia, un vampiro se encuentra con otro en el mismo lugar. Yo sabía que habían muchos vampiros esparcidos por muchos lugares, pero esto era demaciado, una coincidencia muy grande.
Estaba sóla, lo podía ver y... ¿hablaba sola? Parecía molesta.

Me paré y me senté frente a ella, con una radiante sonrisa dibujada en el rostro.

- Hola - dije - , mi nombre es Matthew Giovinazzo.

Puse mi mano sobre la mesa para que ella pudiese ver el anillo que en ella tenía. Si se impactó, su rostro no lo demostró.

- ¿Cómo te llamas? ¿Por qué estás sola?

Lo miré directamente a los ojos. Eran grises... o azules... quizá verdes, era difícil decirlo con exactitud. Me sonreía. ¿Por qué? Ni idea, pero su sonrisa no me gustaba en lo absoluto. Era... prepotente, casi. Pero él era...

Puso su mano en la mesa antes de terminar el pensamiento. Tenía un anillo.... con una piedra de lapislázuli.

- Perfecto - pensé -Lo ultimo que me faltaba, un vampiro

- ¿Cómo te llamas? ¿Por qué estás sola? - preguntó

Bueno, al menos su mirada era sincera. O aparentaba serlo. Era un vampiro, quizás cuántos años tendría.... Podría estar fingiendo a la perfección.

- Mi nombre es María - mentí, cosa que no era lo mío.
- No es cierto, lo veo en tus ojos.

Reí al ver que me había pillado. Él sonrió al ver que lo hacía. Al menos esta vez su sonrisa fue sincera.

- Y más bonita - agregó una voz en mi cabeza.

Lo miré a los ojos, a esos bellos ojos de color indescriptible. Era atractivo..., pero no era mi tipo.

- Mi nombre es Adrianne Vance - respondí - . Y estaba sola por la simple razón de que nadie se ha querido sentar a mi lado.... Por si no te has dado cuenta - susurré - , la gente suele detectar el peligro.

Así que había comprendido el significado de mi anillo. Lo supe porque no se había inclinado como suelen hacerlo los humanos al susurrar. Ella sabía que yo la escucharía aún por sobre todo ese ruido.

- ¿Ah, sí? - pregunté, reciviendo el vaso que la camarera me pasaba - Nunca me había percatado. En Londres tenía muchos amigos, tambien en Vancouver.... - hise una pausa, pensando - En Francia no, ahí era un recién iniciado y todos me temían. Cosa que agradecí, pues no me fiaba de mi control y no deseaba matar a nadie. Odio dañar a la gente.

Ella se vio sorprendida por primera vez desde que me había sentado ahí.

- ¿En serio? A mí tampoco.

Me sonrió calidamente.
Era muy bella, y sus ojos me habían deslumbrado. Tenían un toque de melancolía en ellos.

- Acabo de llegar a la ciudad - dije - . ¿Vives por aquí?

Lo miré un rato. Se veía muy cómodo hablando conmigo, como si nos conociéramos de años.... Cosa que, obviamente, no era así.

Pero, a decir verdad, a mi no se me estaba dando para nada mal la charla. Era grato volver a hablar con alguien, después de perder a Marie Antoinnete casi ni había tenido contacto con el mundo.
Pero me había prometido que Mystic Falls iba a ser un nuevo comienzo para mí, y lo iba a cumplir.

- Así es.... Acabo de comprar una mansión por aquí cerca.
- Vaya.... Una mansión.
- Sí, bueno.... No soy de las que se conforman con lo poco..

Me miró un rato, un poco apenado. Algo bastante inusual en un vampiro.

- ¿Vives sola?
- ¿Te refieres a si vivo con alguien más o a si tengo novio? - lo miré como jugaba con lo poco que le quedaba de ron en el vaso - No tengo novio... Y vivo sola... Perdí de vista a mi hermana mayor hace unas semanas.

No esperaba de que se percatara de la verdadera intención de mi pregunta... Pero ya que lo había comprendido y no se veía molesta, traté no darle gran importancia.

Me tomé el ultimo sorbo de mi bebida rápidamente.

- Entonces todas las hermanas se les ha dado por desaparecer. - al ver que ella no comprendía aclaré - No tengo ni la más minima idea de dónde está mi hermana menor. Se llama Grace, bueno, Liliane Grace, y no la veo en.... - comenzé a contar en voz baja - no la veo como hace dos a tres meses.... La "perdí", como tú dijiste, en Vancouver.

La miré a los ojos una vez más, para tratar de decifrar algo en ellos. Ella se acercó a mí, apoyandose en la mesa.

- Deja de mirarme así. - dijo, divertida.

- ¿Qué te parece si nos vamos de aquí? - sujerí, al ver que ella se tomaba el ultimo sorbo de su wisky. - Hay un hermoso y antiguo puente más allá. quizás ahí podremos conversar mejor, quiero decir, sin este monton de mortales por aquí.

Su reacción no me dijo nada por un rato.... Luego, sólo se paró y salió del lugar. Yo la seguí.